lunes, 30 de enero de 2012

Insomnio

            Tenía insomnio… o simplemente no quería dormir. No podía distinguir entre sus ganas y lo que en realidad era.
            Eran las 4 de la mañana y como las 20 horas restantes del día, su mente estaba ocupada en él. Tomó el celular y comenzó a leer los mensajes viejos, esos de la última vez que habían estado juntos. Recordaba cada momento, conversación, cómo estaba vestido, cada detalle. Entre tantos mensajes sacó la cuenta y no pudo creerlo. Hacían exactamente 24 días que no lo veía. 576 horas o 1440 minutos. ¡Solamente 24 días! Le parecía una monstruosa eternidad. Más bien 24 mil años luz.
            Se acercaba el día del reencuentro. Motivo por el cual no quería dormir, o no podía… Todavía dudaba.
            Pensar que en ese mismo momento, hacía 24 exactos días atrás, estaban los dos juntos. Besándose, divirtiéndose, escuchando música, fumando un cigarrillo o quizás haciendo otras cosas. Pero juntos, en un mismo lugar y tiempo perfectos. Porque todo era perfecto cuando estaban juntos.
            Se preguntaba hasta cuándo podría él servirle de inspiración. Hasta cuando seguiría escribiendo casi todos los días, dibujando, pensándolo. La dosis con el paso del tiempo se iba incrementando. Peligroso. Aún así estaba decidida a tomar el riesgo. Ya había resuelto apostar a todo o nada. El azar era lo suyo.
            También se había dado cuenta de que en realidad no quería dormir. Las mariposas otra vez revoloteaban en su interior. No podía tampoco cerrar los ojos y contar ovejas porque lo único que lograría sería transformarlas en muchos “Él”.
            Se había enterado de una buena noticia, eso también la dejó pensando largo rato. Las mariposas en él, estaban vivas… esperándola a ella. A su dueña. 



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