A él le gustaban tanto sus palabras, como a ella la fascinaba todo su ser. Eran correspondidos, nadie podía negarlo. A su manera eso sí. Quizás a la vista de alguien parecían sólo buenos amigos, pero estando solos en la intimidad, eran mucho más que eso. Eran un todo, el complemento del otro.
Él le daba la inspiración necesaria para poder seguir escribiendo. Ella le regalaba sus escritos. Era una simbiosis perfecta.
Había abierto nuevamente las puertas de su corazón, casi forzando la entrada e instalándose cómodamente ahí. Rendida, ella lo había dejado pasar. Era una sensación inexplicable, solamente se podía sentir. Cómo podía sentir que a veces hablaban sólo con el pensamiento. O se conectaban por medio de diferentes situaciones. No sé cómo ni por qué, pero esa conexión era tan única como inevitable.
Por él decidió dejar todo lo que había intentado construir tiempo atrás. Nada más importaba, nada más importa. Todo el amor que podía sentir en su corazón le pertenecía a él y sólo a él.
Estaba orgullosa de sí misma, había apostado todo y recibido el premio mayor…
Él le daba la inspiración necesaria para poder seguir escribiendo. Ella le regalaba sus escritos. Era una simbiosis perfecta.
Había abierto nuevamente las puertas de su corazón, casi forzando la entrada e instalándose cómodamente ahí. Rendida, ella lo había dejado pasar. Era una sensación inexplicable, solamente se podía sentir. Cómo podía sentir que a veces hablaban sólo con el pensamiento. O se conectaban por medio de diferentes situaciones. No sé cómo ni por qué, pero esa conexión era tan única como inevitable.
Por él decidió dejar todo lo que había intentado construir tiempo atrás. Nada más importaba, nada más importa. Todo el amor que podía sentir en su corazón le pertenecía a él y sólo a él.
Estaba orgullosa de sí misma, había apostado todo y recibido el premio mayor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario