martes, 1 de mayo de 2012

Miedo


No duermo hace más de 24 hs, quizás muchas de las cosas que escriba hoy no tengan sentido, o sean un tanto extrañas, sin coherencia o cohesión textual. No me importa, él me va a entender, o eso espero, porque últimamente los planetas están desalineados y hasta a veces parecería que le gustara hacerme enojar.
Pasaron muchas cosas en pocos días como de costumbre cuando se producen los encuentros. El último no fue como esperaba, de hecho fue, casi, la peor despedida de todas. Sabía que algo adentro mío había hecho click y no me gustaba para nada, pero no vi alternativa alguna, no había otra solución que hace de cuenta que él era uno más, aunque para mí no lo será jamás.
Mi vida últimamente se rige por miedo: riesgo a la amenaza, temor, sentimiento desagradable, etc.
Es tan común en cada ser humano sentirlo, hay para todos los gustos, miedos a cosas reales, a situaciones imaginarias, a objetos animados e inertes.
Mis miedos son una mezcla de todo. Son miedos arraigados puramente en él, en lo incierto de cada día, en el destino que juega conmigo todo el tiempo, en no saber que va a pasar, en fantasear situaciones hipotéticas... ¿Qué pasaría si conoce a otra persona, o si ya la conoció?
¿Si se convierte en el momento de esa persona? ¿Y si se olvida de mí? ¿Qué pasaría si dejo de ser ese recreo para convertirme en la hora de contabilidad?
Mil situaciones se me cruzan en la cabeza, no me dejan dormir, me hacen tener pesadillas. Creo nunca haberle confesado la peor. Ellos dos, en la playa con el mar de fondo, abrazados, de la mano caminando. Sabía que eso era imposible porque no le gustaba ir de la mano y menos abrazados. A la vista de cualquier mortal parecería hasta estúpido el sueño, pero en mí tiene un sentido tan horrible y profundo que me asusta, me parte el alma en dos y me desangra. Imaginarlo con otra persona, con ésa persona o quien fuese, es lo peor que me puede pasar. Y odio que así sea. Esa noche me levanté llorando, y el resto del día sentí un dolor en el pecho y un nudo en la garganta, que aún cuando recuerdo el sueño, vuelven.

Todo se resume en 7 palabras: miedo a perder lo que no tengo.

Y no lo tengo porque no me pertenece, ni a mí ni a nadie.

Lo ataría a mi lado, pero de nada serviría, si lo amas déjalo ser.







No sos una decepción, sos lo más hermoso, perfecto y jodidamente complicado que la vida me puso adelante.

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