viernes, 11 de mayo de 2012

Jodida


A veces cuando me enojo digo: bueno que se vaya todo a la mierda, y si quiere que haga mi vida, yo hago mi vida, me busco al primer gil que se me cruce y chau. Cuando lo pienso dos veces me asusta esa idea, me produce rechazo. No cabe en mi mente imaginarme con otro que no sea él. Caminando, compartiendo un pucho, peleando, hablando, comiendo almendras y chocolates, haciendo el amor. No me gustaría que otras manos me toquen, que otros labios me besen. Nada me provocaría, me sentiría sucia y vacía.
No hay nada más lindo que su boca, que su lengua, que su lengua en mi paladar, que todo su cuerpo. Estar sin ropa y sentirnos piel a piel es indescriptible, nada más perfecto que nuestra anatomía junta. No creo, bah, estoy muy segura de que nadie hoy en día puede hacerme sentir como él. No hay nadie que se le asemeje, gracias a Dios. Sería insoportable lidiar con dos personas como él. Con una, vaya y pase, el amor es más fuerte…
  -Es hasta que encuentres a alguien que te mueva el piso, me dijo.
¡¿Por qué le cuesta entender tanto que ya lo encontré?! Parece que no le gustara que lo ame así, que le escriba, que le dedique hasta mis sueños. Sé que puedo ponerme enfermiza algunas veces, pero siempre intento que no.
Hay momentos de bronca, enojo, odio total, pero con una simple charla sabe bajar mis revoluciones y ponerme en órbita de nuevo. Tiene las palabras justas. Pocas pero justas.

A veces pienso qué tan jodida estoy...




Entonces concluyo: estoy realmente jodida.


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