Ella se lo había advertido, y él lo había tomado como un chiste. Error.
Cuando el cartero tocó su puerta, escuchó las quejas desde adentro. Al abrir, notó que las ropas del muchacho estaban empapadas con un rojo intenso. Al principio se asustó, pues pensó que le había sucedido algo, pero después comprendió que el motivo de esas manchas era la caja que sostenía en sus manos. El cartero le hizo firmar un papel y sacudiéndose el rojo partió hacia otro rumbo maldiciendo.
Tomó la caja en sus manos, cuidadosamente para no mancharse. Al abrirla no se sorprendió demasiado al ver el contenido. Era un corazón, aún latiendo. ¿Cómo era eso posible? Siguiendo la línea de toda esta historia, pocas cosas tenían lógica, y ésta no era la excepción.
Junto al corazón había una nota escrita a mano: “Hacé con él lo que quieras, ya es tuyo.”
Qué hizo él con ese corazón, aún nadie lo sabe. Debe ser cuestión de esperar… un poco más.
Cuando el cartero tocó su puerta, escuchó las quejas desde adentro. Al abrir, notó que las ropas del muchacho estaban empapadas con un rojo intenso. Al principio se asustó, pues pensó que le había sucedido algo, pero después comprendió que el motivo de esas manchas era la caja que sostenía en sus manos. El cartero le hizo firmar un papel y sacudiéndose el rojo partió hacia otro rumbo maldiciendo.
Tomó la caja en sus manos, cuidadosamente para no mancharse. Al abrirla no se sorprendió demasiado al ver el contenido. Era un corazón, aún latiendo. ¿Cómo era eso posible? Siguiendo la línea de toda esta historia, pocas cosas tenían lógica, y ésta no era la excepción.
Junto al corazón había una nota escrita a mano: “Hacé con él lo que quieras, ya es tuyo.”
Qué hizo él con ese corazón, aún nadie lo sabe. Debe ser cuestión de esperar… un poco más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario