Mientras un simpático colibrí revoloteaba delante de ella, supo que debía escribir algo. También supo que esa vez iba a ser diferente, o al menos quería que así fuera. No sabía si iba o no a lograrlo, pero al menos lo intentaría.
Habían estado juntos nuevamente hacía dos días. El encuentro había cumplido con las expectativas, y más aún, ya que finalmente había podido dormir juntos.
A decir verdad, era complicado dormir con él, pero no dejaba de maravillarla ni por un segundo. ¡Maldición! Otra vez hablando bien de él… El propósito de ése escrito era todo lo contrario. Habían hablado sobre eso, sobre sus defectos, él quería que ella escribiera sobre eso. Ella dijo que lo intentaría, y eso estaba haciendo.
Se sentó, tomó la lapicera… pero nada salía de adentro. Intentó enumerar sus defectos. ¿Pudo? Creo que aún no. El problema radicaba en no saber que era un defecto, ni para quién. Al fin de cuentas, si él fuese diferente dejaría de ser él, y fin de la historia.
Habían estado juntos nuevamente hacía dos días. El encuentro había cumplido con las expectativas, y más aún, ya que finalmente había podido dormir juntos.
A decir verdad, era complicado dormir con él, pero no dejaba de maravillarla ni por un segundo. ¡Maldición! Otra vez hablando bien de él… El propósito de ése escrito era todo lo contrario. Habían hablado sobre eso, sobre sus defectos, él quería que ella escribiera sobre eso. Ella dijo que lo intentaría, y eso estaba haciendo.
Se sentó, tomó la lapicera… pero nada salía de adentro. Intentó enumerar sus defectos. ¿Pudo? Creo que aún no. El problema radicaba en no saber que era un defecto, ni para quién. Al fin de cuentas, si él fuese diferente dejaría de ser él, y fin de la historia.
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