viernes, 23 de marzo de 2012

Carta abierta

Sin meditarlo mucho tomó la lapicera y escribió:


A ÉL:
            A veces me pregunto, ¿hay inclusive un momento mejor que éste?
No te pido flores ni osos de peluche, tampoco que me llames todo el tiempo. Los chocolates me pueden pero más me puede que los comamos juntos. Me gustan las cartas, no lo niego, pero más me gustan tus historias. Esos escritos que me hacen querer ser la protagonista de ellos. Aunque pensándolo bien, me conformaría con algún papel secundario. No pido nada a cambio de lo que doy, que ya no sé si es mucho o poco pero sí lo que hay.
Soy tu recreo, lo sé. Ese momento parcial, y muchas veces total de abstracción pura.
Que yo te ame así no quiere decir que vos no seas mi recreo también. No quiero que te sientas presionado a sentir. Ni a sentir ni a nada. Puedo ser muy expresiva, pero no espero nada a cambio. Simplemente necesito decirte lo que siento, porque pesa y si no se pudre adentro mío.
En algún momento, el tiempo o el viento, van a decidir el rumbo de ambos.
Si pudiese pedirle algo al tiempo sería que se frene cada vez que estamos juntos.
Si pudiese pedirle algo al viento, sería que nos sople para el mismo lado…
Pero como es imposible y todo está atado al azar, voy a dejar fluir, total nadie nos apura, y al final las cosas siempre caen por su peso.
Si pudiera pedirte algo a vos, sería que no dejes de escribir nunca… Que tampoco dejes de ser mi fuente de inspiración. Cuando te leo o te escribo me siento viva, y no quiero dejar de sentirlo…
Disfruto cada segundo con vos.
Me hacés bien.
Sos esa caricia al corazón que hace mucho no tenía…

Usó los puntos suspensivos porque sabía que pronto seguiría escribiendo... le.



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