Se conocieron en el pueblo hacía más de un año. Personalmente me gustaría saber si se flecharon de inmediato o se tomaron su tiempo para decidir estar juntos. En fin, son sólo cuestiones menores.
Ella se convirtió en su cómplice, en esa mujer que debía tener junto a él siempre. Se hicieron grandes amigos, y con el tiempo esa amistad se convirtió en amor.
Compañeros de rutas argentinas, viajes e interminables largos kilómetros.
Muchas horas habían pasado juntos, pegados el uno al otro, como para separarse justo en ese momento.
Tuvieron que distanciarse por unos días. Él la dejó sola, le dio su espacio. Simplemente necesitaba aires nuevos, buenos aires, renovar un poco el monoambiente en su cabeza y despejarse.
Ya la extrañaba, quería tenerla con él, poder sentirla nuevamente bajo sus dedos.
La Negra tenía magia y no podían separarse así porque sí.
Había situaciones y sentimientos que los unían: a ninguno les gustaba los adoquines, de hecho era una de las cosas que más odiaban. Él por verla sufrir el empedrado, y ella por sufrirlo en sus partes más íntimas.
Adrenalina les sobraba, disfrutaban ir rápido, tomar velocidad y sentir cómo el viento chocaba en sus caras y los despeinaba. Eran momentos en donde él y La Negra se sentían uno solo.
Era una gran compañera... pero toda historia de amor tiene un final...
¿Cuándo? No me corresponde a mí decidirlo…
Ella se convirtió en su cómplice, en esa mujer que debía tener junto a él siempre. Se hicieron grandes amigos, y con el tiempo esa amistad se convirtió en amor.
Compañeros de rutas argentinas, viajes e interminables largos kilómetros.
Muchas horas habían pasado juntos, pegados el uno al otro, como para separarse justo en ese momento.
Tuvieron que distanciarse por unos días. Él la dejó sola, le dio su espacio. Simplemente necesitaba aires nuevos, buenos aires, renovar un poco el monoambiente en su cabeza y despejarse.
Ya la extrañaba, quería tenerla con él, poder sentirla nuevamente bajo sus dedos.
La Negra tenía magia y no podían separarse así porque sí.
Había situaciones y sentimientos que los unían: a ninguno les gustaba los adoquines, de hecho era una de las cosas que más odiaban. Él por verla sufrir el empedrado, y ella por sufrirlo en sus partes más íntimas.
Adrenalina les sobraba, disfrutaban ir rápido, tomar velocidad y sentir cómo el viento chocaba en sus caras y los despeinaba. Eran momentos en donde él y La Negra se sentían uno solo.
Era una gran compañera... pero toda historia de amor tiene un final...
¿Cuándo? No me corresponde a mí decidirlo…
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