Me tallaste
a tu gusto y me amoldé a vos. Tengo costumbres tuyas, formas de decir y hacer
que no son mías, pero las hice propias. No sé si en algún momento pueda
cambiarlas de nuevo. Soy un palimpsesto hecho y derecho. Soy tu manuscrito,
ése que todavía conserva las huellas que dejaste en mi superficie. Si bien
fue borrada para dar lugar a la escritura que ahora existe, las huellas siempre
quedan y quedarán. Se puede borrar lo escrito para volver a escribir. ¿Pero se
borra del todo? Yo creo que no. Te voy a llevar siempre conmigo, debajo de la
piel.
Y pronto, sobre ella
también.
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