Hagamos lo que hagamos el hueco está, y uno lo sabe. No tenemos que mentirnos.
Y está bien que esté, es una herida de guerra, de amor. Algo aprendimos y cada
vez que la miremos vamos a recordar las cosas lindas, pero también las feas.
Vamos a intentar no cometer los mismos errores que nos llevaron a causar esa
herida. Y así, paulatinamente, de la mano con el tiempo, esa herida abierta va
a dejar de doler. Servirá sólo como recordatorio y nos ayudará a seguir
adelante, sabiendo quienes somos, y quienes fuimos.
Queda en uno elegir sufrir, o aprender a convivir con ese hueco y pensar que pudo haber sido peor. Pero algo aprendimos.
Queda en uno elegir sufrir, o aprender a convivir con ese hueco y pensar que pudo haber sido peor. Pero algo aprendimos.