martes, 17 de julio de 2012

¿Cómo estás?


No quiero extenderme en el relato. Simplemente dejar en claro algunos puntos.
A veces un simple ¿cómo estás?, por más que realmente no interese, puede cambiar el día.
“No te pregunto porque sé que estás bien”.
¿Lo sabe? ¿Qué sabe él? ¿Por qué dar por sentado algo cuando no tenés una base que lo fundamente?  Podés guiarte por las apariencias, pero todos sabemos que engañan. Y a veces demasiado.
Si estoy bien o estoy mal, es lindo que alguien lo pregunte, más todavía si es ése alguien que tanto queremos y nos llena. Es un lindo gesto interesarse por el otro, o al menos aparentar interés.  No digo que se “mienta” siempre, sería mejor que fuese una pregunta sincera, con ganas de leer la respuesta y ver qué está pasando en la vida del otro…
Son solo reflexiones pasajeras, rápidas, tal vez sin importancia alguna, que cruzan mi mente.


lunes, 16 de julio de 2012

Memorias de una odisea a Chillar


                Motivo por el cual decido escribir bajo estas circunstancias es porque no todos los días ni en todos los viajes sucede esto. Emprendí felizmente mi viaje al pueblo, angustiada hace días pero con la esperanza de llegar y poder aliviar mi tristeza.
El micro está roto. Km 143 de la Ruta nº3, casi llegando a Gorch. Sentí olor a quemado y predije lo que estaba por acontecer. Se escuchó la llamada del chofer a la central: -“Voy a parar en la próxima estación de servicio porque éste no va más”. Pienso que debería tener paciencia y limitarme a esperar. Si el micro está roto, al menos estamos en una estación de servicio y no en el medio de la nada, o casi.
                Somos sólo cuatro personas: una mujer de unos treinta años muy simpática, viaja a Juárez; una pareja de aproximadamente cuarenta años ambos; y yo, una piba normal de veinte.
La pareja está tomando mate, sentados como todos nosotros en la parte de arriba del micro. El chofer y su acompañante discuten abajo por un paquete de galletitas. La señora de 30 escucha música y juega con su celular.
                La ruta parece tranquila, salvo por algunos camiones que la transitan, haciendo que el micro parado al borde de ella se tambalee por la fuerza del viento que provocan.
Yo estoy tranquila, escribiendo e intentando que no salga a flote mi instinto asesino. De ser así, correría a la estación de servicio, tomaría un bidón de nafta, rosearía el micro y… no, es suficiente. Cuento hasta 349 y sigo mi relato. No sé qué tan extenso será porque tampoco sé cuándo llegará el auxilio, en su defecto otro micro que vaya para mi pueblo, o que al menos me tire en la entrada.
                Normalmente esto sucede una de cada treinta veces, y debido a mi racha de suerte, ese porcentaje es hoy. Justo hoy cuando decido viajar, cuando tengo planeada mi tarde… Además sigo con este nudo en la garganta y quién sabe cuándo podré hablar con la persona correspondiente y sacarlo. Quizás cuando llegue, con dos horas de atraso, o quizás en tres días cuando pueda volver a verlo. Porque si, la vida se ríe de mí y me da la espalda. Yo viajo para allá, y él viaja para acá, parece un chiste.
                Volviendo a mi relato, esta situación me hace acordar a una película que vi hace un tiempo, en dónde cinco extraños quedaban atrapados en un ascensor y uno de ellos era el diablo en persona. Ahora me pregunto ¿quién podría ser el diablo?
Empezaría por descartar al chofer y al acompañante, si bien las apariencias engañan, se ven realmente preocupados por este asunto del micro y con ganas de seguir viaje.
¿La pareja? Ambos terminaron de tomar mate y duermen acurrucados en los primeros asientos.
La señora de treinta se pone su abrigo y sale a tomar aire, además no me imagino a un diablo amigo de la tecnología que juegue con su celular. Parece sumamente inofensiva.
Y ahora que reflexiono, no quedan más personas, todo se reduce a… 





miércoles, 11 de julio de 2012

Talkative


-Tengo miedo en serio, le dijo. No sé si vos notaste o no la magnitud de lo que me hacés sentir. Y no te hablo de amor nada más. Es como que con vos las emociones se multiplican, todas. No me pasó nunca en mi vida, y no es un decir "sos único", es tan real y hasta llega a incomodarme algunas veces...
Hubo un silencio largo de por medio. 
-Estamos hechos, dijo él. Somos reales, hay que disfrutar cada momento como el último. 
Ella reflexionó y haciendo caso omiso a lo que él dijo siguió: 
-A veces me veo de grande, casada y con hijos, pero sé, en el fondo sé que vas a seguir siendo vos mi amante de por vida. O al menos eso es lo que fantasea mi mente, es raro ¿no? Siento que no me puedo despegar de vos, es un imán que nos atrae y mucho. Pura Piel… 
La conversación como siempre derivó en otras yerbas y se fueron por las ramas.
Ella siempre piensa, ¿puede alguien provocarme tantas emociones en el lapso de 15 minutos?
Y llega a la misma conclusión cada vez: Sí puede, y siempre es Él el causante de eso. Como es también el causante de esos sueños que son tan reales, vividos… ¿Por qué será que ella lo sueña tan seguido?




Sigo tragándome las palabras, ahogándome en un mar de pensamientos que vaya uno a saber cuándo se van a terminar.


lunes, 9 de julio de 2012

Mujeres ¿Por qué vamos en manada al baño?

            Somos seres raros y especiales, no está en discusión. Somos histéricas, sí claro, tenemos útero. Para aquellos que no lo saben la palabra histeria deriva del griego, y significa útero. Así es, somos histéricas por naturaleza. Eso sí, nuestra condición no excluye a hombres con características símiles, porque los hay y en cantidades.
            Existen millones de interrogantes acerca de nuestro comportamiento, y existen hace mucho tiempo. Ya Freud se preguntaba por éstas cuestiones femeninas: “El gran interrogante que nunca ha sido respondido y que aún no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación en el alma femenina es: ¿qué quiere una mujer?".
Personalmente agregaría, no sólo qué quiere, sino cómo se comporta, por qué actúa como actúa, qué nos hace tan diferente a la raza masculina, y viceversa.


          Una de las preguntas qué más debates ha desatado y creo que casi nunca tuvo una conclusión válida es: ¿Por qué las mujeres van de a dos (o más) al baño? Es algo que el hombre no puede comprender. Es por eso que decidí intentar, desde mi humilde posición como mujer, explicar dicha situación.
            Para empezar un grupo de amigas se compone de diversas personalidades, todas muy distintas pero siempre unidas por algo. Una situación muy común: el boliche. Por qué ir acompañada al baño del boliche. Las mujeres solemos ser interceptadas en nuestro camino al baño por distintos tipos de macho. No entraré en detalles, cada uno sabrá qué característica le corresponde. Y no es que solo vamos en grupito, sino que formamos el típico “trencito”. La primera y la última son las más valientes. La primera va abriendo paso en la multitud, y la última va cuidando su retaguardia que queda el descubierto. Danger. Ir sola al baño es lanzarse a una Expedición Robinson de alto contenido riesgoso. Puede llegar a ser realmente fastidioso ya que el hombre en grupo potencia su estupidez a niveles inimaginables e insuperables. Las mujeres podemos sentirnos acosadas por ésta especie en subdesarrollo, y entre amigas, siempre de la mano, protegemos a nuestra especie cual Espartano protege a los suyos en 300.
            Otro de los motivos, bastante frecuentes, es que las puertas de los baños están rotas y no cierran. Es realmente incómodo intentar ir al baño, sin apoyarse sobre la tabla, haciendo la parabólica humana para sostenerse con un pie, y con el otro sostener la puerta. ¡Para eso están las amigas! Una amiga te sostiene la puerta, espera a que hagas lo tuyo, y cuando salís, entra ella. Somos como granaderos cuidando algún tipo de tesoro muy preciado. Una amiga te pregunta ¿hay papel? ¿querés carilinas? Una amiga hace eso y mucho más.
            Cuando vamos de a grupo al baño existe ese “tiempo muerto” de reflexión frente al espejo. ¿Estoy bien? ¿Se me nota algo? ¿Me acomodás la tirita del corpiño? ¿Tenés delineador? ¿Viste qué bueno que estaba el morocho atrás mío? Y muchas otras cuestiones que no vienen al caso, o sí, pero son demasiado oscuras como para revelarlas…
Deben existir aún más motivos que fundamenten el interrogante más arriba planteado, pero creo que los principales fueron expuestos.



Para más información comuníquese al 0-800-mujernoteentiendo, muchas gracias.

Lo que pasa en el baño… 
Stays there.





                                                                                                   Lara Osolinski.