No puedo creer que haya llegado al escrito número 56. Ya no
me acuerdo como se hace esto, intentaré plasmar una vez más lo que me pesa. Es raro estar escribiendo de
nuevo, volver al blog, volver a él. No quería escribirle más, no quería revolverme
más, ni darle un lugar más grande del que se merece, o mejor dicho, del que me
pidió tener. Sólo uno pequeño.
Fue difícil, más sabiendo que no existen grises en mi vida. Empecé a desplazarlo. Sí, dejó de ocupar el primer lugar en todo para pasar casi al último. Yo ocupo todo. Yo, yo y yo. Parece que así las cosas salen mejor.
Sigo sintiendo que no sé que estoy haciendo tipeando en este momento, quizás me arrepienta de haber vuelto al ruedo. Pienso y son tantas las cosas que tengo adentro, pero ésta vez no las voy a dejar salir a todas. No me fue beneficioso en su momento y no tiene porque serlo ahora. Más preguntas que respuestas.
No le gustan las mentiras. Si supiera que todavía lo amo, que si conozco a otro no significa que un clavo saque a otro clavo. Me cuesta tanto expresar esto en palabras. No hay confianza y me cree alguien que no soy. Dice conocer a las personas así. Se equivoca. Muchas veces se equivoca. Además, si de herramientas hablamos, más que clavo es un tornillo.
Me duele que todo sea así, ya pasó tiempo desde que decidí tener libertad, pero nada me convence. Voy con miedo, pisando despacio, tanteando el terreno. Más preguntas que respuestas. Aún así cada vez que hablo con él me agarra un nudo en el estómago tremendo, se me alborotan las mariposas que aprendí a drogar y mantener groguis la mayor parte del día. Aprendí también a domar al corazón, a escuchar al cerebro. Sé, como dice alguien que me conoce mucho, que apenas lo tenga adelante, la valla alrededor de mi corazón se va a hacer pedazos, me voy a quedar desnuda nuevamente frente a él.
Es la primera vez desde que lo conozco que no sé qué va a pasar cuando lo vea. ¿Miedos? Muchos. ¿Y si ya no me quiere? ¿Y si se cansó de mí? ¿Y si ya no hay más piel? ¿Si ni siquiera le importo? ¿Qué siente? ¿Siente algo? Más preguntas que respuestas.
El temita de la piel… bueno, eso no creo que se pierda porque cada vez que nos rozamos está intacta. No sé, ¿estoy frustrada, enojada, triste, resignada, indignada? Enloquezco. Enloquecí.
Más preguntas que respuestas.
Creo estar aguantando las lágrimas.
Ya no.
No son de dolor ésta vez.
Son de no saber qué carajo va a pasar cuando lo vea…
Fue difícil, más sabiendo que no existen grises en mi vida. Empecé a desplazarlo. Sí, dejó de ocupar el primer lugar en todo para pasar casi al último. Yo ocupo todo. Yo, yo y yo. Parece que así las cosas salen mejor.
Sigo sintiendo que no sé que estoy haciendo tipeando en este momento, quizás me arrepienta de haber vuelto al ruedo. Pienso y son tantas las cosas que tengo adentro, pero ésta vez no las voy a dejar salir a todas. No me fue beneficioso en su momento y no tiene porque serlo ahora. Más preguntas que respuestas.
No le gustan las mentiras. Si supiera que todavía lo amo, que si conozco a otro no significa que un clavo saque a otro clavo. Me cuesta tanto expresar esto en palabras. No hay confianza y me cree alguien que no soy. Dice conocer a las personas así. Se equivoca. Muchas veces se equivoca. Además, si de herramientas hablamos, más que clavo es un tornillo.
Me duele que todo sea así, ya pasó tiempo desde que decidí tener libertad, pero nada me convence. Voy con miedo, pisando despacio, tanteando el terreno. Más preguntas que respuestas. Aún así cada vez que hablo con él me agarra un nudo en el estómago tremendo, se me alborotan las mariposas que aprendí a drogar y mantener groguis la mayor parte del día. Aprendí también a domar al corazón, a escuchar al cerebro. Sé, como dice alguien que me conoce mucho, que apenas lo tenga adelante, la valla alrededor de mi corazón se va a hacer pedazos, me voy a quedar desnuda nuevamente frente a él.
Es la primera vez desde que lo conozco que no sé qué va a pasar cuando lo vea. ¿Miedos? Muchos. ¿Y si ya no me quiere? ¿Y si se cansó de mí? ¿Y si ya no hay más piel? ¿Si ni siquiera le importo? ¿Qué siente? ¿Siente algo? Más preguntas que respuestas.
El temita de la piel… bueno, eso no creo que se pierda porque cada vez que nos rozamos está intacta. No sé, ¿estoy frustrada, enojada, triste, resignada, indignada? Enloquezco. Enloquecí.
Más preguntas que respuestas.
Creo estar aguantando las lágrimas.
Ya no.
No son de dolor ésta vez.
Son de no saber qué carajo va a pasar cuando lo vea…
No hay comentarios:
Publicar un comentario