miércoles, 15 de febrero de 2012

Camino de regreso al principio

Escribían parecido, ya se lo habían hecho notar, pero hasta ese día no tenía pruebas fehacientes.
El escrito de él, “Camino”, comenzaba diciendo: -"Me atrevo a contar para que alguna vez sea leída, o tal vez solo sea leída por mí...".
El escrito de ella, “De regreso al principio”, decía: -"Escribo porque tengo ganas y quizás esto nunca llegue a nadie. Solo a mí. Nace, vive y muere en el mismo lugar..."
Explíquenme como hacen dos personas para escribir algo tan parecido en su esencia, con mucho tiempo de diferencia, en dos puntos del mapa lejanos y sin siquiera haber hablando demasiado entre ellos.
Ésa misma era la magia que tan presente estaba en ellos dos, y no solo al verse. (Eso era otra cosa, sus encuentros superaban los límites de lo imaginario).
Esa magia intacta que quizás tuvieron desde siempre y recién la estaban empezando a descubrir.
Ella amaba lo que él escribía y le insistía para que lo hiciera. Sus historias eran compatibles. Sus personajes sufrían los mismos trastornos psicológicos.
Le encantaría poder mezclar sus historias, de hecho ya lo estaba empezando a hacer…








viernes, 3 de febrero de 2012

Dopamina

           Sintió pequeños, muy pequeños deseos de escribir. No sabía si iba a terminarlo en ese momento o quizás quedaría para otro entonces. Tampoco tenía definido sobre que iba a escribir específicamente. Sólo sabía que hacía falta un poco de fuego a todo eso. Mucho amor, mucho rosa, pero hay algo inevitable en los seres vivos, y es el sexo. Hay muchas formas de tener sexo o de hacer el amor, porque por más que lo discutan son cosas diferentes.
            Entre ellos ese fuego siempre estaba intacto. Las noches que pasaban juntos, siempre en la misma cama, eran interminables. O mejor dicho, se pasaban muy rápido. Muchos dicen que el amor no se manifiesta en el deseo de acotarse con alguien, sino de dormir con esa persona. Era verdad, pero si había un deseo, no importaba cuál, ya podía considerarse que había un interés de por medio. 
Juntos eran puro amor pasional, ese deseo intenso, más intenso que el amor propio en sí. Haciendo un poco de investigación, me di cuenta de que en este punto entra en juego la dopamina, que está relacionada con las emociones y las sensaciones de placer. Y nada era más placentero que estar con él. Si todas las adicciones fuertes provocan la generación de dopamina, él ya era una adicción, y ella estaba llena de esa droga. 
            El amor, científicamente hablando es una adicción positiva que se puede tornar en ansiedad cuando uno es rechazado o pasa mucho tiempo sin esa persona. Esto pasa porque el amor activa el sistema de recompensa del cerebro, que nos arrastra a ver recompensas y motivarnos a conseguirlas. Para nosotros, y sobre todo para ella, el ser amado es el premio, es por eso es que centramos nuestro mundo en él. Y evidentemente su mundo era él, en el sentido más amplio. 
            El amor y la atracción sexual son dos cosas diferentes: en el amor influye la dopamina, en el acto sexual la testosterona, pero no está todo tan claro. El amor siempre incluye el componente sexual, y si tenemos sexo con una persona, puede terminar convirtiéndose en amor, porque en el acto sexual se generan grandes cantidades de dopamina...

¿Interesante no?



miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Casualidad o destino?

            Necesitó unos largos minutos para calmar la ansiedad y disminuir la adrenalina que recorría su cuerpo, su cabeza y el latido de su corazón. Antes de empezar a descomprimir el alma en la hoja, contó hasta 20 para poder hacerlo.
Una vez que se decidía a dejarlo descansar en sus pensamientos, sin querer aparecía una vez más, producto del azar, del destino, de la vida o cómo fuese.
Esa noche no estaba en sus planes escribir, de hecho tampoco tenía motivos específicos (salvo los de siempre, Él.)
            Se recostó en su cama lista para dormir, se estiró un poco, tomó el control remoto y encendió la televisión. Sintió que conocía esa música. Estaba sonando ese tema. “Su tema”. El tema que en cierto modo los había unido aquella noche en el boliche. El tema culpable del apodo que él le había puesto a ella. El tema culpable de que cada vez que lo escuchaban, estuviesen donde estuviesen, tenían que mandarse un mensaje. Era inevitable no sentirse conectados.
Ella no podía borrar esa sonrisa tonta de su cara cada vez que recordaba esa noche. La cara de él al tenerla pegada sólo a unos centímetros de diferencia. Las ganas de ella de devorarlo de un solo mordisco… Y todo se remontaba a haber encendido la tv y haber escuchado ese tema musical.
Indignada porque el destino no le daba tregua, le envió un mensaje. Para su sorpresa y la de él, él estaba escuchando otro tema que lo había conectado directamente con ella. Era su banda preferida, y él lo sabía.
Solía ser así, otra vez conectados por algún tipo de extraña casualidad, a la distancia pero siempre presentes en la cabeza del otro. Estaban hechos como decía él.
            A veces se preguntaba si él pensaría en ella, como ella en él. Para ser sinceros no creo. Su mente ya había sobrepasado los niveles normales de pensar en alguien. Era casi imposible no verlo en todos lados bajo cualquier circunstancia.
            Debe estar agotado de pasearse todo el tiempo en su cabeza. “Yendo de la cama al living” decía un tema, pero él iba de su cabeza al corazón, y viceversa.

            En fin, que conste en éste escrito que el destino y la vida pueden ser muy crueles. Les encanta jugar con el amor, y el pobre mucho no entiende. Vive peleándose con la razón.

            Pero lo que ninguno sabe, es que ella ya había ganado…